Juan Pablo Pérez Alfonzo (Caracas, 12 de diciembre de 1903 – Georgetown University Hospital, Washington D.C., Estados Unidos, 3 de septiembre de 1979) fue un político y diplomático venezolano. Conocido popularmente como «El profeta olvidado» O «El padre de la OPEP».
Primeros años
Sus padres fueron Juan Pablo Pérez Betancourt y Carmen Alfonzo de la Torre. Sus primeros estudios los realizó bajo la tutela de sacerdotes franceses en la ciudad de Caracas para luego ingresar en los estudios secundarios en el Liceo San José, donde se gradúa a los 18 años de edad como bachiller en ciencias físicas y matemáticas. En 1922, viaja a la ciudad de Baltimore (Estados Unidos) para cursar estudios de medicina en la Universidad Johns Hopkins, pero no los logra culminar debido a las dificultades económicas que presentaba su familia y motivado a esto regresa a Caracas en 1923. En este mismo año ingresa a estudiar Derecho en la universidad, al poco tiempo logra conseguir un trabajo como auxiliar en el bufete de abogados de Carlos Sequera, uno de los mejores de Caracas para ese entonces. Finaliza sus estudios en derecho y obtiene el título de Doctor en Ciencias Políticas y Sociales en la Universidad Central de Venezuela, presentando su tesis de grado con el Título: «La legítima defensa de los derechos patrimoniales». Ejerció la profesión de abogado durante varios años, especializándose en Derecho Civil.
Vida Profesional
Fue profesor de Derecho Civil en la Universidad Central de Venezuela. Participó en la fundación del partido político Acción Democrática. Durante el primer gobierno de este partido (1945-1948) fue Ministro de Fomento de la Junta Revolucionaria de Gobierno presidida por Rómulo Betancourt, cuando las actividades petroleras estaban controladas por dicho ministerio, propone la tesis del «Fifty'Fifty», según la cual la participación del Estado en las ganancias de las empresas petroleras no puede ser menor del 50%. También el Ejecutivo firmó los convenios para construir refinerías en Amuay, Cardón, Bajo Grande, Puerto La Cruz y El Chaure. Durante el breve gobierno de Rómulo Gallegos que lo había ratificado en el cargo, Pérez Alfonzo logra establecer la tasa impositiva del «Fifty'Fifty» e inició actividades destinadas a crear una organización de los países productores de petróleo más importantes con el fin de defender sus intereses sobre un recurso natural no renovable en el marco de un mercado mundial dominado por un cartel de empresas transnacionales que luego seria dedominado las Siete Hermanas.
Al ser derrocado el presidente Gallegos en noviembre de 1948, Pérez Alfonzo fue encarcelado durante nueve meses y luego fue exilado a los Estados Unidos en 1949. En Washington D.C. estudió intensamente las estrategias reguladoras desarrolladas por la División de Crudo y Gas de la Comisión de Ferrocarriles de Texas (TRC, por Texas Railways Comission) para contrarrestar los monopolios que ejercian los grandes magnates como Rockfeller y Brickell. Más aún, llegó a sentir una gran admiración por el señor Clarence G. Gilmore, veterano Comisionado Jefe de la TRC quien era partidario de una administración paritaria del recurso natural – entre productores y la agencia gubernamental que dirigía– para racionalizar costos y ganancias y conservar las reservas del crudo.
En 1958 regresó de su exilio en México a prestar un servicio público como Ministro de Minas e Hidrocarburos de Venezuela durante el gobierno que presidió Rómulo Betancourt (1959-1964) con la finalidad de restablecer su política petrolera y concluir la creación de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP). A principios de 1960, Pérez Alfonso asistió en El Cairo, al frente de la delegación venezolana, al I Congreso Petrolero Árabe donde se reúne con el futuro ministro de petróleos de Arabia Saudita Abdullah al Tariki, a quien le confió su propuesta, con el asesoramiento de dos antiguos funcionarios de la TRC, de formar un cartel petrolero con un sistema de cuotas de producción que estabilizara los precios por la vía del volumen de oferta y así evitar el despilfarro económico de un recurso que se agota sin posibilidad de renovarse. La propuesta fue aceptada sin reservas por los países productores del Golfo Pérsico y en agosto de aquel mismo año fue fundada la OPEP en Bagdad con cinco países miembros: Arabia Saudita, Irak, Irán, Kuwait y Venezuela. En el mismo año, por iniciativa suya, se creó la Corporación Venezolana de Petróleo (CVP).
Pérez Alfonzo le presentó la carta de renuncia como Ministro de Minas e Hidrocarburos, al Betancourt desestimar su propuesta del «Pentágono Petrolero», específicamente en el punto de «No más concesiones a empresas transnacionales». Betancourt no la aceptó. Pérez Alfonzo se retira del gobierno y se aparta de la actividad política. El enlace entre el Presidente Betancourt y el Ministro Pérez Alfonzo era el Viceministro de Petróleo, quien le hacia llegar cualquier documento al Dr. Pérez Alfonzo para que lo suscribiera. Por sus esfuerzos dentro y fuera de Venezuela, algunos lo han llamado el «Caballero Guerrillero». Dimitió de la OPEP porque perdió la fe en ella, creyendo que la misma se dedicaría a desarrollar los países pobres con el comercio justo de petróleo, por el contrario la OPEP se dedicó a comerciar con los países desarrollados que podrían pagar el precio que la organización impusiera.
Trayectoria posterior
Mantuvo su actividad pública hasta 1964 y posteriormente el gobierno de Raul Leoni empleó su propuesta del «Pentágono de Acción» para impulsar los cambios propicios dentro de la industria de los hidrocarburos. Entre ellos, una mayor influencia del Estado venezolano sobre los asuntos petroleros, el no otorgamiento de más concesiones a empresas transnacionales explotadoras del crudo y el fortalecimiento de la OPEP, así como de la CVP.
Durante sus últimos años de vida, desde su casa en Los Chorros, se dedicó al estudio de problemas que consideraba más importantes que el petróleo, tales como la educación y salud de los niños, el crecimiento demográfico en los países subdesarrollados, la corrupción de valores causada por el exceso de divisas petroleras en el país, etc. Nunca pudo dejar de preocuparse por los problemas del país, murió a los 76 años de edad, debido a un cáncer del pancreas, en la ciudad de Washington D.C., Estados Unidos, el 3 de septiembre de 1979.
Juan Pablo Pérez Alfonzo: una visión nacionalista de la política petrolera en el siglo XX
En la historia de la política petrolera del siglo XX, el nombre de Juan Pablo Pérez Alfonzo (JPPA) (Caracas, 13-12-1903-Georgetown, USA, 3-09-1979), debe ser considerado como un personaje de primer orden en la defensa del petróleo venezolano y un luchador por la unificación de las políticas de los países productores. Tan efectiva fue esta lucha, que mundialmente se le reconoce como uno de los “padres de la OPEP", en compañía de Abdullah Tariki.
JPPA aparece en la escena petrolera como ponente en la discusión del proyecto de la Ley de Hidrocarburos de 1943, al salvar su voto por razones jurídicas, técnicas y políticas, pues era parte de la bancada de diputados de oposición en el Congreso Nacional de la época, aunque reconociendo los aspectos positivos de ese instrumento legal. Posteriormente, entre 1945 y 1948, la Junta de Gobierno presidida por Rómulo Betancourt lo designa como Ministro de Fomento (despacho que absorbía los asuntos de Minas e Hidrocarburos).
Este destacado venezolano fue, sin duda, el inspirador principal de la política petrolera desde 1958 hasta los años previos a la nacionalización, al elaborar y plasmar una serie de orientaciones para la política pública petrolera denominada Pentágono de Acción, según la cual la nación podría alcanzar los mayores beneficios posibles provenientes del petróleo y simultáneamente defender y conservar el recurso, maximizando la eficiencia en su producción. Según su visión, los vértices de ese pentágono fueron construidos de la siguiente forma:
1. La política de No más concesiones.
2. El principio de Participación Razonable.
3. La creación de la Corporación Venezolana de Petróleo.
4. La Comisión Coordinadora de la Conservación y el Comercio de Hidrocarburos (CCCCH).
5. La creación de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP).
Pérez Alfonzo destaca en sus dos primeras gestiones como Ministro de Fomento, por la promulgación de dos medidas trascendentales en su momento: las bases de la política denominada No más concesiones petroleras , emprendida durante la Junta de Gobierno presidida por Rómulo Betancourt, y la reforma de la Ley del Impuesto sobre la Renta, desarrollada bajo el corto gobierno de Rómulo Gallegos, con la fórmula conocida mundialmente como Fifty-Fifty (50-50), referida al reparto igualitario del excedente petrolero entre el fisco nacional y las compañías concesionarias extranjeras. Desde ese mismo cargo propuso cobrar hasta ¼ de las regalías en especie, con el propósito de que el Estado fuese el encargado de comercializar e industrializar directamente los hidrocarburos.
En cuanto a la Participación Razonable , se refiere a la ganancia que por justicia debía obtener el Estado venezolano como producto de la explotación petrolera por parte de las compañías extranjeras. El experto definió, en 1943, su visión sobre la relación entre el Estado y las compañías petroleras, como “la única vía seria para poder afirmar, con certeza, la justicia y la equidad del ajuste”.
Aunque la Corporación Venezolana de Petróleo (CVP) es creada en 1960, su concepción data de los años cuarenta, por cuanto Pérez Alfonzo consideraba fundamental la participación del Estado en el negocio petrolero. En su teoría hace referencia a la necesidad de realizar directamente los trabajos de exploración y subsiguiente explotación del recurso, con el propósito de cubrir todas las facetas de la industria petrolera. Ello le permitiría al Estado venezolano ejercitarse, de manera autónoma, en todas las fases del negocio petrolero, llegando hasta la comercialización internacional. JPPA valoraba la creación de la CVP ya que procuraba fortalecer la posición del Estado en su relación con las transnacionales, y serviría de “ventana” para mirar a la industria desde “adentro”.
Como Ministro de Minas e Hidrocarburos en 1959, crea la Comisión Coordinadora de la Conservación y el Comercio de Hidrocarburos (CCCCH), cuya misión era la vigilancia de los precios en los contratos de compraventa del petróleo venezolano y sus derivados. Ese mismo año encabeza la delegación venezolana al I Congreso Petrolero Árabe celebrado en El Cairo, donde por primera vez se plantean, en forma conjunta, los problemas de los países productores frente a las transnacionales del petróleo. En esta reunión sugirió la idea de la creación de un órgano de consulta de los países exportadores: la CCCCH, antecedente inmediato de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), en cuya iniciativa lo acompañó el Ministro de Petróleo de Arabia Saudita, Abdullah el Tariki. Ambos formulan, en 1960, las bases del “Compacto Petrolero” que luego sería la OPEP, la cual fue constituida el 14 de septiembre de ese año en la ciudad de Bagdad, con la presencia de cinco países fundadores: Arabia Saudita, Irak, Irán, Kuwait y Venezuela. Para ese año, el 88% de la exportación mundial de petróleo provenía de estos países.
En cuanto a la nacionalización del petróleo, JPPA esbozó desde los años cuarenta una nacionalización progresiva de la actividad petrolera. Tal como se ha presentado en los cuatro puntos anteriores, JPPA siempre tuvo en cuenta la participación del Estado en el negocio petrolero, en el sentido de realizar directamente los trabajos de exploración y subsiguiente explotación, así como las “explotaciones mixtas” entre el Estado y las compañías extranjeras.
Al poco tiempo de producirse la nacionalización petrolera, JPPA califica este acto como “una nacionalización chucuta” (pequeña). A este respecto, dos años después de proclamada la Nacionalización, Pérez Alfonzo se expresaba así de la Gerencia de PDVSA:
“PDVSA debe ser instruida de las líneas de política general que le permita conocer con precisión los intereses nacionales tan importantes que se le han confiado defender. Es inadmisible la situación actual de considerarse como un ente aislado de sus accionistas, el pueblo venezolano, y que se consideren autorizados para tomar las más importantes decisiones como si ellos fueran los dueños de la principal riqueza nacional. Es absurdo que imaginen poder decidir a su arbitrio haciendo caso omiso de la política de defensa nacional.” (En RESUMEN, Caracas, Vol. XXI, N°258, 15 de Octubre de 1978).
Su valioso pensamiento quedó plasmado, entre otras, en las siguientes obras: Petróleo, jugo de la tierra (1961); El Pentágono Petrolero (1967); Petróleo y dependencia (1971); El Desastre (coescrito con Domingo Alberto Rangel, 1976) y Hundiéndonos en el excremento del diablo (1976).
PDVSA / Varios
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